jueves, 23 de julio de 2009

EL ESTADO DEL MALESTAR SOCIAL

Soy de la opinión de que la política del "laisser faire" en el ámbito económico tiene un efecto positivo sobre las diversas clases sociales que componen la sociedad. No son leyes de carácter inexorable, del tipo marxiano, las que hacen que esto sea así, sino un elemento más visceral, meramente subjetivo denominado naturaleza humana, el que determina la política económica a seguir.El ser humano sano sólo actúa si ello garantiza una satisfacción futura de sus instintos (asumo con ello una transparente concepción nitzscheana de la naturaleza humana). El sistema comunista amén de basarse en excogitaciones de tipo ideológico-teóricas (léase el materialismo histórico) no tiene en cuenta la dirección del impulso individual hacia su propia satisfacción.

El beneficio del sujeto no puede estar en relación vicaria con respecto al de la sociedad en general. Debe presentarse, incluso de forma pública y manifiesta como el inmediato "target" de toda política gubernamental porque si los individuos catalizadores del proceso económico no obtienen premio alguno por su esfuerzo, el intercambio comercial se ralentiza, se arrastra lentamente como la lengua de una glaciar, hasta que se anquilosa e implosiona sobre si mismo, cual supernova, algo que ocurrió de forma paradigmática, en los países del Este de Europa, en el pasado siglo en la década de los ochenta.

Cuando visité hace justo dos años la monumental ciudad de Budapest tuve ocasión de notar, que los barrios que circundaban la zona central de la ciudad ofrecían un aspecto patético. En muchas de sus construcciones, algunos balcones de los edificios sólo ostentaban la pura desnuded de la estructura metálica, en ellos se veían niños asomados e incluso había algunos edificios que carecían totalmente de balcón, una auténtica "nightmare" perceptiva. El aspecto de Bratislava era igualmente lastimoso y los autobuses y el tranvía eran parecidos a los de España hace dos décadas.

El gobierno socialista español ha optado por mantener , e incluso incrementar, las prestaciones del "Estado del bienestar" pero el sistema "s´ecroule " lastimósamente, bajo las excesivas exigencias impuestas por el ejecutivo de la nación, dictadas por referencia a un paraíso "saintsimoniano".

España se hunde bajo la tiranía de la utopía que ignora las demandas de la economía real. Los ideales, la política "l´emportent sur" la economía real que hunde sus raices en en el instinto de supervivencia sito en la naturaleza humana, algo a lo que ya antes me he referido. No existen tecnócratas economistas de izquierda, a no ser que estén ideologizados, desgraciadamente conceptos problemáticos para los economistas como "déficit público", "recesión" o "paro" no encuentrar soluciones idóneas en un paradigma de izquierdas.
Estados Unidos, en donde las empresas están exoneradas del peso de las cargas sociales que ahogan el crecimiento europeo goza de una renta per cápita superior en un cuarto a los grandes países más avanzados desde el punto de vista económico. China basa su crecimiento imparable, en bajos sueldos y la baja protección social.

El gobierno socialista trata ahora desesperadamente de revitalizar la economía española ofeciendo paupérimas ayudas a la empresa española, cuando la ha estado ignorando mientras España se sumía en el marasmo de la crisis, impelido entonces sólo por motivos electoralistas, puesto que es más popular y proporciona mayores réditos electorales ofrecer a la mayoría del electorado (los obreros) promesas vanas que hipotecan el bienestar social futuro, que atajar los problemas reales de la economía ayudando a los empresarios que son minoría. Claro que el gobierno no ha comprendido y sigue sin comprender, a tenor de los proyectos de estas escuálidas ayudadas, no materializados todavía que se pretenden prestar a las empresas, que no se puede matar a la gallina de los huevos de oro porque de ella procede más del 80% del empleo ofertado y la fuente de donde proceden la mayoría de los ingresos estatales.

Es de suponer que el Gobierno se habrá quedado un poco preocupado al ver cómo es posible que la recaudación del impuesto de beneficios haya bajado cerca de un 70% y la recaudación por el impuesto del haya bajado en una parecida proporción. Voy a nombrar y, posteriormente, a discutir la causa de la insuficiencia de las dos medidas que se pretenden aportar para reactivar la economía española:

1) En el mes de Mayo del presente año el gobierno anunció su intención de rebajar en un 5% el impuesto de sociedades, la crítica de esta medida la he reproducido en una parte de mi diario de bitácora y publicado como comentario en otro blog, la reproduzco aquí de manera íntegra, incluido el título que agregué a la misma:

NUEVO GOLPE DE EFECTO DEL EJECUTIVO
En mayo del 2009 recibimos la buena nueva en el ámbito económico del anuncio de labajada del impuestos sobre beneficios a las medianas empresas en un 5% para procurar la reactivación económica, con tal hercúlea medida, del castigado sector.
Esta medida que está condicionada al monto bruto de la cuenta de explotación, por lo que está limitada a las pequeñas empresas dirigidas obviamente a ellas, en razón su condición pecuniaria, obliga a los empresarios a aumentar la plantilla laboral, en el año que se amerita, con respecto al anterior (y mantenerla, lo que equivale a hacer trabajadores fijos) para percibir la ayuda. Así pues se nos presenta como absurda, en base a lo expuesto ya que:
a) Se aprueba precisamente cuando menos efecto puede tener porque muy pocas empresas en esta época de profunda crisis dan beneficios. El gobierno sabe que en realidad va a tener que pagar muy poco pero electoralmente la medida suena bien ya que parece como si, con esta medida, el ejecutivo hiciera algo por reactivar la economía y se preocupase también porque la maquinaria empresarial, “condito sine qua non” del “Estado de Bienestar”, se reactive.
b) A no ser que sea un caso raro, no creo que haya empresario perteneciente al ámbito de la mediana empresa que mejore sus cuentas en el 2009 o 20010 con respecto al 2008 y mucho menos que necesite como consecuencia de ello aumentar el personal, sucede mas bien todo lo contrario: es necesario despedir a trabajadores, no para obtener beneficios, sino para subsistir. La actividad empresarial sufre de atonía, hay un auténtico descalabro de pequeñas empresas y aumentar la plantilla de trabajadores es precipitarse al suicidio económico.
c) Las cargas sociales de los empleados que representan alrededor de un tercio de la nómina, en el caso de que haya una necesidad rarísima de contratación, hacen que la rebaja del impuesto no compense , ni de lejos, la onerosa contribución empresarial en este aspecto. ¿Quieren cálculos mondos y lirondos?. Pues bien, esta rebaja supone un ahorro por trabajador, con referencia a un sueldo de 1000 euros de aproximadamente 80 euros, frente a su contrapartida: La asunción de un gasto, además del correspondiente a la cantidad percibida por el trabajador por su sueldo en una situación crítica, de unos 300 euros por trabajador por impuestos y gastos en S. Social.
En conclusión, la bajada no se puede percibir como una ganancia, sino más bien como una invitación a crear un mercado de trabajo poco flexible, lo que en tiempo de crisis es inoperante. A lo que hay que añadir la condición de espejismo de tal ofrecimiento puesto que se ofrece la ayuda porque se sabe de antemano que no se otorgará ya que los supuestos de hecho la hacen inviable.
2) Me ha llamado poderosamente la atención que en las negociaciones que la patronal está llevando a cabo con los sindicatos, estos últimos se hayan negado a que los empresarios bajen su aportación a las cuotas de las Seguridad Social en un 5%, aduciendo varias razones en su contra: que ello no tendría ningún efecto sobre el empleo como los hechos han probado hasta ahora, que la crisis nada tiene que ver con las cotizaciones a la Seguridad Social o que las medidas de los empresarios siempre
Por otra parte el gobierno cree que el 5% es inadmisible porque supondría un déficit insostenible para este organismo y admite la bajada de un 0,5% en el 2009 y en el 210 otro medio punto. Voy a rebatir estos argumentos tanto los de los sindicatos como los del gobierno:
a) Es verdad que esta medida tendría poco efecto sobre el empleo porque estos cinco puntos sólo supondrían una rebaja de 100 euros, en el caso de un empresario que tuviera que aportar por este concepto 2000 euros, la paupérima rebaja que propone el gobierno para este año ascendería a 10 euros, una limosna absurda para un tiempo de crisis tan brutal como el presente.
Para que esta medida pudiera tener efectos sobre el empleo habría que bajar al menos el 50% la cotización y lo más racional es que desapareciera. Muy pocos, excepto los que lo sufren, es decir, los empresarios, son conscientes de la carga tan bestial, puesto que sólo a los miembros de este colectivo se los carga como a bestias, que suponen para un empresario los Seguros Sociales: de un sueldo de 1400 euros, aproximadamente, 400 corresponden a las cotizaciones a la Seguridad Social; de esa cantidad, el empresario paga un 94% y al obrero tan sólo le detraen un 6%. Esta asimetría en el pago, si dejase de existir, permitiría al empresario contratar a un tercio más de trabajadores, por motivos obvios, lo que contradice la absurda teoría de que la rebaja en este concepto no reactivaría la economía.
b) Los ingresos que perdiera la Seguridad Social se pueden suplir por impuestos indirectos.
c) La medida que propone bajada de impuestos empresariales no es una medida a corto plazo, al revés, sólo se puede ver el resultado, como consecuencia de una acumulación de beneficios por parte del empresario, pasados varios años. Lo que si es pan para hoy pero hambre para mañana es lastrar a las empresas con impuestos porque esto provoca su insostenibilidad económica y a la postre, el cierre masivo de empresas (la situación actual) a largo plazo provoca una situación crónica de desempleo.
d) Aunque la crisis ha sido provocada por factores financieros, no cabe duda de que su efecto es la contracción económica y para salir de ésta, sólo cabe reflotar a las empresas.
En conclusión, el Estado del bienestar, entendido en términos utópicos, aboca de manera inexorable en el Estado del malestar, que provoca pobreza y conflictividad social. Cabría preguntarse, cual Cicerón, abrumado por el cataclismo económico actual: " Usque abutere patentia nostra Zapatero?"
Etiquetas: critica

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